Por Eitan Cruz 24/3/2025
Semáforo de importancia 🟢
"Oppenheimer "(2023) y el sueño nuclear
"Oppenheimer” de Christopher Nolan
(aviso de spoilers)
El filme “Oppenheimer” narra la vida de J. Robert Oppenheimer, el físico teórico estadounidense conocido como el “padre de la bomba atómica”. La narrativa principal se sitúa en torno al desarrollo del Proyecto Manhattan, donde Oppenheimer, como director del laboratorio de Los Álamos, lidera un equipo de científicos para construir la bomba antes que los nazis. La historia se adentra en sus conflictos internos mientras enfrenta la presión del ejército (representado por figuras como el General Leslie Groves), sus tensiones con otros científicos, y las consecuencias filosóficas y morales de crear un arma de destrucción masiva.
Tras el lanzamiento de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, Oppenheimer empieza a desmoronarse emocionalmente. A partir de ahí, la historia avanza hacia su caída política, mostrándolo como víctima de una campaña de desprestigio orquestada por Lewis Strauss, quien se siente traicionado por él.
En el final, la película retorna a una conversación clave entre Oppenheimer y Albert Einstein, donde se insinúa que el verdadero miedo del científico no era solo haber creado una bomba, sino haber iniciado una reacción en cadena incontrolable —no solo física, sino histórica y moral.
Traspasando la pantalla: el “verdadero” J. Robert Oppenheimer
En la década de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos desarrolló el Proyecto Manhattan, un esfuerzo secreto y sin precedentes para crear armas nucleares ante el temor de que la Alemania nazi hiciera lo mismo. J. Robert Oppenheimer fue designado como director científico del proyecto y lideró el laboratorio de Los Álamos, donde trabajaron más de 6,000 personas, incluidos varios de los más brillantes científicos del siglo XX. El resultado fue la creación de las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, causando la muerte de más de 200,000 personas, en su mayoría civiles. Aunque estos eventos ayudaron a acelerar el fin de la guerra, también marcaron el inicio de la era nuclear y del dilema moral moderno sobre la tecnología y la destrucción masiva.
Oppenheimer más tarde expresó remordimiento por su participación, citando el Bhagavad-gītā: “Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”. Sin embargo, lo que no se muestra en la película es que también participó directamente en la selección de las ciudades objetivo, descartando algunas por su valor cultural o por considerarlas 'militarmente insignificantes', como Kioto. Asimismo, mantuvo correspondencia con otros científicos que se oponían al uso inmediato de la bomba, como Leo Szilard, quien intentó entregar una petición al presidente Truman para detener su uso contra Japón. Oppenheimer no solo ignoró la petición, sino que también ayudó a bloquearla políticamente.
Tras la guerra, Oppenheimer promovió el control internacional de la energía atómica a través de la Comisión de Energía Atómica de EE.UU., pero sus propuestas fueron rechazadas por el clima político de la Guerra Fría. Otro detalle omitido en la película es que en sus últimos años de vida fue diagnosticado con cáncer de garganta, posiblemente relacionado con su consumo compulsivo de cigarrillos, y murió en 1967 a los 62 años. En 2022, el gobierno de Estados Unidos revocó oficialmente la decisión de retirarle su autorización de seguridad, reconociendo que fue víctima de un proceso injusto motivado por prejuicios políticos.
¿Qué significa?: película desde el idealismo
Oppenheimer se convierte en una meditación sobre el poder de las ideas y su capacidad para moldear (y amenazar) el mundo físico. Varios ejes se destacan en esta lectura: Idealismo Ético y Científico: Oppenheimer encarna al científico idealista que busca el progreso, creyendo que el conocimiento puede usarse para el bien. Pero el uso real de la bomba lo enfrenta con una crisis moral: el pensamiento abstracto que produjo la bomba ahora se manifiesta como muerte concreta. Su famoso lamento —“Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”— sintetiza este choque entre el ideal y la realidad. Idealismo Político y Subjetividad: El idealismo también aparece en cómo las ideas políticas (anticomunismo, nacionalismo, miedo) configuran las acciones del Estado. La persecución de Oppenheimer no fue motivada por hechos objetivos, sino por percepciones e ideologías, demostrando que la "realidad política" también es una construcción mental. El Conflicto con el Realismo Pragmático: Mientras los líderes políticos (como Truman) adoptan una postura realista y justifican el uso de la bomba como una necesidad bélica, Oppenheimer representa al pensador idealista atrapado en un mundo cínico, donde los principios éticos son sacrificados por el poder y la conveniencia. El film insiste visualmente en que la bomba fue, antes que una máquina, una idea. La ciencia, en su estado puro, es pensamiento. Lo que comienza como ecuaciones en una pizarra termina detonando ciudades enteras. Así, el idealismo se materializa: la mente humana no solo observa el mundo, sino que lo transforma —para bien o para mal.
Conclusión
Oppenheimer no es solo una película biográfica, sino una obra profundamente filosófica que plantea preguntas esenciales sobre los límites del idealismo frente al poder, la responsabilidad moral y el impacto de las ideas en el mundo real. En este sentido, la película no solo narra un episodio histórico, sino que funciona como un espejo de las tensiones propias del idealismo: ¿puede el pensamiento crear realidades que luego escapen a su control? El film sugiere que sí.
En última instancia, Oppenheimer plantea que el poder de la conciencia es doble: puede iluminar el camino del conocimiento, pero también puede consumirnos en su fuego si se desvincula del juicio moral. Así, la tragedia no es solo la explosión en el desierto, sino la explosión interna de un hombre que comprendió demasiado tarde el precio de haber convertido pensamiento puro en destrucción concreta.
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